jueves, 19 de marzo de 2009

EL RETO: LA COMUNICACIÓN A LA CARTA

La humanidad lleva siglos buscando la felicidad. Los grandes pensadores han tratado históricamente de buscarle una definición, pero probablemente es imposible encontrarla. Es un sentimiento tan individual e incompleto que se ha convertido en el motor de las civilizaciones. Las ganas de avanzar conquistando mayores cuotas de progreso y de calidad de vida nos han llevado al punto en el que estamos. Hoy en día, todo es más rápido, se busca la instantaneidad, seguramente en el pensamiento subjetivo y global de que cuantas más cosas hagamos a lo largo del día, mayores probabilidades de encontrar una pizca de felicidad tengamos. No entraré a valorar si esto es bueno o no, pero la consecuencia cierta es que la evolución tecnológica es ya más rápida que la evolución humana, y es desconcertante observar cómo diariamente nacen fenómenos que buscan que nos comuniquemos con quien queramos donde queramos en segundos, pero que cada vez nos volvemos más individualistas en nuestra relaciones sociales.
Las ciencias sociales, como ciencia que son, observan y estudian estos fenómenos. La dificultad estriba en que la velocidad con la que se suceden es tan grande, que los profesionales de la comunicación política (y permitidme que también incluya a los políticos en este lote), estén un poquito más desfasados cada minuto que pasa. Las teorías de la comunicación de masas de principios del siglo XX se han visto superadas por la realidad del principio del siglo XXI, y hoy en día el mensaje político debemos comunicarlo individualmente al triple de la población que había entonces. He aquí el apasionante reto que tenemos por delante.

lunes, 9 de marzo de 2009

Campaña permanente

Existe una amplia bibliografía sobre comunicación política, estrategia electoral, manual del buen candidato… etc. Pero en la mayoría de estas publicaciones se centran en cómo ganar unas elecciones, y poco en cómo mantener nuestra comunicación después de las elecciones.
Afortunadamente, cada vez son más los consultores que no sólo trabajan en campaña electoral, sino que pueden acompañar al político durante su acción de gobierno u oposición.
Uno de los nuevos conceptos que me gustaría profundizar un poco más en el de la “campaña permanente”. Como su nombre indica, resulta que en los tiempos que corren estamos en permanente campaña, ya sea en el gobierno o en la oposición.
No existe lugar para la incoherencia. Por citar un ejemplo reciente, Nuñez Feijó, ganador de las elecciones gallegas en marzo de 2009, pidió a los tres días de ganar las elecciones que no se hablara del coche oficial que tendrá como presidente de la Xunta de Galicia cuando durante la campaña electoral atacó duramente al anterior presidente por el “lujoso coche oficial de éste”, y afirmó que él, como presidente, tendría un coche oficial menos lujoso y fabricado en algunas de las factorías automovilísticas gallegas. Resulta incoherente.
Dice José Blanco, vicesecretario general del PSOE, que el Partido Socialista de Galicia perdió las elecciones por “gestionar mucho y explicar poco”. Sucedió que se olvidaron que los políticos hacen política, en su amplia concepción. Un error muy común en política es que los políticos, cuando llegan al gobierno son absorbidos por la gestión. Evidentemente que hay que sacar adelante los proyectos, pero también hay que saber explicar a la ciudadanía por qué son necesarios y cómo cambiarán sus vidas, su entorno, sus necesidades una vez que nuestras políticas estén en marcha.
Podría resultar paradójico, pero creo que nadie está preparado para gobernar si no se ha gobernado antes, máxime cuando alcanzas el poder después de un largo periodo en la oposición. Quiero decir, que por mucho que nos hayamos preparado previamente para la tarea, el día a día de un gobernante es frenético y deja poco espacio para la reflexión y la autocrítica.
Frente a esto, necesitamos reflexionar sobre lo que sucederá y planificar así, una estrategia de campaña permanente que sea coherente con nuestras acciones y omisiones. Necesitamos una “estrategia de vida” que de integridad a nuestro comportamiento a lo largo de una misma trayectoria pública. Anticiparnos a nuestra acción de gobierno, preveer fríamente los posibles escenarios que de nuestras decisiones se pudieran derivar y tener previsto, así mismo, las diferentes opciones. Es imprescindible si no queremos caer en la trampa del éxito fugaz. Y es que el político es presa fácil del halago. Zapatero, la noche de su victoria electoral en 2004 lo dijo con otras palabras: “no dejaré que el poder me cambie, os lo prometo”. No es fácil alejarse de las dulces mieles del poder, lo difícil es alejar el coro de radicales del halago fácil de nuestro oído. Si quienes nos han acompañado a la victoria y han luchado en las mismas trincheras tienen diferente opinión de lo que hay que hacer, hay que saber escucharles.
En el diseño de nuestra estrategia de campaña permanente no debemos olvidar varios puntos, que pudieran parecer de perogrullo pero que son un error muy común:

· Todo resulta inútil si no estamos en la calle con la gente. Un político debe tener mecanismos que le hagan permeable a las necesidades de la ciudadanía, debe hablar con ellos y no alejarse de ellos.
· Si algo funciona, hay que utilizarlo hasta que deje de hacerlo (Joseph Napolitan). Por poner un ejemplo: ¿Por qué a un político, que es bueno en la calle, hablando con la gente, debemos alejarle de la misma?.
· Los apoyos obtenidos a día de hoy hay que protegerlos. De partida serán favorables a nosotros, pero es un error pensar que nos apoyarán siempre.
· En política, lo que parece, es. O lo que es lo mismo, la realidad percibida, prevalece sobre las demás.
· Una comunicación efectiva. Sólo es posible si tenemos claro el mensaje. ¿Para qué dar una rueda de prensa de veinte minutos y hablar quince minutos de la oposición?. ¿No será más eficaz una rueda de prensa de diez minutos con dos mensajes claros y concisos que pueda entender todo el mundo?. El mensaje tiene destinatario final y no son los periodistas que van a nuestra rueda de prensa.
· El “timing” es esencial también en campaña permanente. Tener un buen esquema de la legislatura resulta imprescindible a la hora de desarrollar nuestras políticas. Una legislatura de 4 años deberíamos dividirla en cuatro periodos diferentes: el primer año (dedicado a conocer y evaluar la situación de partida), los dos años siguientes (implantación y desarrollo de nuestra acción principal) y el último año (refuerzo de la comunicación de nuestra acción principal).
· El perdón es purificador. Si cometemos un error, no hay que tener miedo de admitirlo.
Sin lugar a dudas, son infinitos los factores que influyen en la toma de decisiones y no podemos controlarlos todos. Pero lo que si podemos y debemos hacer es comunicar eficazmente las decisiones.